Sobre Marciniak, el Barça y el Atlético
El VAR crea distorsiones de todo tipo, y no es la menor esta, en la que juzgamos y denostamos al árbitro que vemos ahí abajo.

El Barça se vuelve hacia Marciniak, olvidando que no pitó penalti en el derribo a Lautaro y sí en el de Lamine Yamal, que vio dentro. Fue ambas veces el hombre del VAR, el holandés Dennis Higler, el que invirtió la balanza; el mismo que no sugirió revisión por la supuesta falta a Gerard Martín previa al 3-3. Es curioso, pero en esto pasa lo de que unos llevan la fama y otros cardan la lana. Del árbitro emboscado en la sala VOR no nos acordamos. Marciniak también es ‘non grato’ en la memoria atlética por el penalti de Julián Alvarez, pero él dio gol. El doble toque fue cosa de Kwiatkowski, desde la sala VOR.
Hasta he notado entre amigos atléticos y barcelonistas una especie de solidaridad de agraviados por Marciniak, siempre con el Madrid de fondo, y al cabo del tiempo quedará así fijado, dada la rápida sucesión de las dos eliminatorias y su estruendoso eco. El VAR crea distorsiones de todo tipo, y no es la menor esta, en la que juzgamos (y denostamos) al árbitro que vemos ahí abajo, sin reparar en que ya no es aquella figura maestra de poder omnímodo, sino la parte visible de un engordado grupo arbitral en el que cada vez interviene más decisivamente el hombre emboscado en la sala brumosa, a salvo de miradas y denuestos.
La sala VOR también tuvo una intervención intempestiva ayer, extrayendo de la nada un penalti de Nuevo Testamento. Felizmente no influyó, porque Raya se lo paró a Vitinha. El partido estuvo en otras manos, en especial en las de Donnarumma, que tuvo unas intervenciones que a día de hoy sólo pensábamos al alcance de la mejor versión de Courtois. Fue, aunque no tanto como el de la víspera, un gran partido, trabajado a fondo por el Arsenal y ganado por el PSG, que castigó cada pérdida de los ingleses con escalofriantes contraataques. Como el martes, supo mal que el gran esfuerzo del eliminado fuera inútil, pero el PSG es muy digno finalista. Como lo es el Inter.
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