Opinión

Carlo Ancelotti y esos ‘chicos sin ego’

El técnico del Madrid, el más laureado en los banquillos, tiene su mejor virtus en la capacidad para adaptarse a los jugadores que tiene en la plantilla.

Carlo Ancelotti.
JESUS ALVAREZ ORIHUELA | DiarioAS
Marco Ruiz
Nació en Granada en 1977. Licenciado por la Universidad Europea, entró en AS en 1999, por tanto, es canterano y ‘one club man’. Tras hacer la información del Atlético dos años pasó a formar parte de la sección del Real Madrid, de la que ahora es su Redactor Jefe. Cubrió la Eurocopa de 2008, tres Mundiales de Clubes y una final de Champions.
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Valverde, Arteta, Capello, Sacchi... No hay un hombre de fútbol que sea preguntado por la situación de Ancelotti que no se eche las manos a la cabeza al ver cómo se le cuestiona. Carlo se ha ganado ese respeto a pulso, levantando títulos en todos los países en los que ha trabajado durante tres décadas, inventando incluso sistemas como su célebre Árbol de Navidad.

La fórmula de su éxito es simple. Sabe amoldar su idea a los futbolistas que tiene en la plantilla. Siente que su éxito está, primero, en que sus jugadores se sientan cómodos. Ser camaleónico es su mejor virtud. Y si algo tiene claro es que el fútbol es de los futbolistas, y que su labor es hacerles brillar. Convendría recordar que en su primera etapa en el Madrid llegó a sostener a la BBC con Kroos, Modric y James y así (a veces con Isco por Bale) llegó a enlazar una racha de 22 victorias seguidas (a dos del récord Guinness). Jugaba bonito porque tenía los futbolistas para poder hacerlo.

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Ahora su Madrid juega más directo. La plantilla ha sido confeccionada de ese modo, es evidente. Y esa queja habría que hacerla en otra ventanilla. Centrocampistas modernos, de mucha energía y menos toque (Camavinga, Valverde, Tchouameni...), y delanteros vertiginosos, chispeantes y meteóricos (puede que los mejores). A este Madrid le bastan tres pases para marcar, no necesita dar 30. Es una virtud. No hay nada de malo en ello. Pero el plan se ha ido al traste por la falta de compromiso de algunos de los actores para hacer que el equipo sea compacto. Con jugadores que han ganado tanto (con Ancelotti, por cierto), todo se complica. Algo ha cambiado, también, en aquellos “chicos sin ego” que tanto elogió Carletto la pasada temporada.

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