Shadow Labyrinth, impresiones de la transformación de Pac-Man a un siniestro metroidvania
Cuando el comecocos se convirtió en un devorador de monstruos

¿Y si Pac-Man fuera abominable? Con esta premisa, Bandai Namco reinventa la característica mascota que revolucionó los salones recreativos y que se ha convertido en todo un icono de la cultura popular. Shadow Labyrinth, presentado en los Game Awards de 2024 y con capítulo propio en Secret Level, planteaba un giro de tuerca hacia un siniestro metroidvania. El próximo 18 de julio devoraremos fantasmas y algo más en PC, PS5, Xbox Series y Nintendo Switch 2. En MeriStation ya hemos dado un primer bocado y os contamos nuestras impresiones.
El día que Pac-Man dejó de ser encantador
¿Cómo le sienta bien a Pac-Man esta transformación a metroidvania? Por muy inquietante y alucinante que nos resultara su primer tráiler, nos aproximamos al juego con cierto temor ante este cambio tan arriesgado. Si ya vimos el capítulo de Secret Level, vemos que PacMan pasa a ser un ente flotante que embauca a un prisionero para huir de una prisión y le acaba poseyendo a la fuerza para devorar a sus enemigos para ser más fuerte.
Shadow Labyrinth no dista mucho de esta perturbadora reinterpretación que presentaba la serie de Tim Miller para Amazon Prime. Despertamos como el Espadachín Número 8, una misteriosa figura andrógina, oculta bajo su capa y capucha. Puck —en referencia al nombre original de Pakku-Man y a El sueño de una noche de verano— le asiste en su despertar y le impone la misión de escapar de una prisión en un planeta desconocido con vestigios de guerras pasadas. Puck guarda una similitud innegable con su innegable de las recreativas: amarillo, esférico y con una enorme boca. Sin embargo, no es tan adorable, menos aún cuando se une al Espadachín para devorar despiadadamente a sus enemigos.

¿Un metroivania más?
Cuando nos acercamos a este título nos asalta otra inquietud, además de la mencionada mutación de la mascota adorable a monstruo y del cambio de fórmula de juego: Shadow Labyrinth es un metroidvania, que se lanza poco después de la explosión del género y que ha acusado cierta saturación. ¿Va a ser uno más del montón que sólo tiene como reclamo la estrella vintage de Bandai Namco? ¿Va a ofrecer algo diferenciador con respecto a otros hitos del género como Blasphemous o Hollow Knight?
Aunque es temprano para valorar al juego en su conjunto, este lúgubre Pac-Man nos ha sorprendido muy gratamente por un lado, mientras que nos ha hecho fruncir el ceño en otros aspectos.
Shadow Labyrinth habla el idioma universal de los metroidvania y nos sumerge en su mundo paso a paso, sin prisa y con una curva de dificultad que es una delicia, incluso para los jugadores más inexpertos y/o poco tolerantes con la frustración. Poco a poco, aprendemos los movimientos básicos del Espadachín y a cómo navegar a través de las plataformas del misterioso planeta. Descubriremos zonas inaccesibles que, con futuras nuevas habilidades, visitaremos más tarde. Los enemigos, cuyo nivel de desafío es gradual, van apareciendo poco a poco, y descubrimos que al matarlos desprenden ora, la moneda del juego con la que invertir en mejoras. Con poco texto y buen dominio del “mostrar, no contar”, vamos entendiendo el misterioso y perturbador universo de Puck.

Con el Espadachín, peleamos con la enigmática espada ESP, que empuñamos con un brazo protésico. En los primeros compases del juego, accedemos a un rango de movimientos sencillos que combinan cadenas de estocadas y saltos. En ciertas secciones, quien toma el control es Puck, que se desplaza por raíles mientras devora ora y salta a otras plataformas. Este manejo es la parte más conectada con el clásico Pac-Man, tanto por el mismo desplazamiento como el sonido. También combinamos el movimiento de Puck con breves intervenciones del Espadachín, quien deberá liberarle de los monstruos que acechan.
GAIA, el mecha devorador
Pero lo verdaderamente divertido llega cuando desbloqueamos la transformación en GAIA, un colosal mecha que destroza a los enemigos con sus puños y los devora. El estado de GAIA es temporal y, si deseamos rellenar de nuevo su barra, debemos hacer lo que Puck nos animaba a hacer en Secret Level: devorar. En modo Espadachín, podemos invocar el espectro de GAIA para que se coma a los enemigos abatidos antes de que desaparezcan y conseguir además nuevos materiales.

El misterio que rodea al planeta se va desgranando poco a poco a medida que avancemos. Al igual que el Espadachín, no sabemos qué es ese lugar y cuál es nuestro cometido, pero poco a poco iremos conociendo personajes que nos desvelan pistas. Y, si bien esta narrativa que va quitándose las capas de su intriga poco a poco nos mantiene enganchados, es la misma estética y construcción de su universo que nos ha decepcionado un poco y nos trae un déjà vu de tantos otros títulos de ambientación espacial post-apocalíptica: las cavernas laberínticas, la tecnología abandonada entrelazada con una exhuberante fauna de una naturaleza que reclama su sitio, los consabidos monstruos arácnidos, osos mutantes, hostiles tribales con máscara y demás bestiario que nos resultan ya demasiado familiares de otros juegos que mezclan ciencia ficción con vida salvaje.
A nivel gráfico, si bien el acabado de los escenarios y los paisajes refleja esa hermosa decadencia sobre la que se edifica Shadow Labyrinth, además de otros hermosos y estilizados personajes secundarios, las animaciones ortopédicas dejan un tanto que desear.

Por supuesto, cabe sumergirse un poco más en los pasadizos de Shadow Labyrinth y dejarnos sorprender por un juego prometedor. Sí nos conquista un sistema de juego muy fácil de reconocer sin renunciar a mecánicas propias que dan personalidad al título de Bandai Namco. Su accesibilidad, además, nos ha encantado como una demostración de que es posible crear títulos con una dificultad justa con herramientas para todos los jugadores: El patrón de los enemigos y de las trampas es fácil de leer, los saltos y esquivas son satisfactorios y distan de esa precisión artificiosa de otros títulos del género. En las fases de Puck, además, podemos dejar que se mueva de manera manual o automática y activar una guía de hacia dónde saltaría la criatura.
Los metroidvania merecen el carisma de Pac-Man. Puck nos aguarda el próximo 18 de julio con una peligrosa aventura por los retorcidos pasadizos de un extraño planeta cuyos secretos aguardan.
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