
Bleach: Rebirth of Souls
- PlataformaPC7PS47PS57XBS7
- GéneroAcción
- DesarrolladorTamsoft Corporation
- Lanzamiento21/03/2025
- TextoEspañol
- VocesInglés, Japonés
- EditorBandai Namco Entertainment
Review
Análisis de Bleach: Rebirth of Souls, un juego que lucha contra su propio género
Tras una década sin adaptaciones de Tite Kubo en consolas, Ichigo regresa a ellas con un arena fighter mucho mejor a nivel jugable que los Naruto Ultimate Ninja Storm, pero también más parco en contenidos y menos espectacular.
Mira que hemos visto casos de review bombing en los últimos años, pero nunca habíamos topado con lo contrario. En vez de puntuar mal el juego en Metacritic para boicotearlo, los fans de Bleach están hinchando a dieces a Rebirth of Souls para mandar un contundente mensaje. Quieren (queremos) más juegos basados en el manga de Tite Kubo. Sobre todo ahora que el anime ha vuelto para redimirse de su final y está rayando a un nivel espectacular. Una cosa no quita la otra. Que estemos ansiosos por empuñar la zanpakuto y volver a ver a los shinigamis no significa que estos hayan alcanzado su forma bankai, al menos con esta entrega.
En defensa de Rebirth of Souls, hay que admitir que no es un Naruto Ultimate Ninja Storm con skins de Bleach. Es un arena fighter, pero uno mucho más profundo y original que la media del género. También más complejo y confuso. Los tutoriales abruman y basta con ponerse a los mandos unos segundos para comprobar el desplazamiento de los personajes y darse cuenta de que estamos ante un juego de lucha de corte bastante más tradicional.
Usa el sistema piedra, papel y tijera de toda la vida. Piedra (los ataques) gana a tijera (los rompedores) y pierde con papel (las guardias), que a su vez pierde con tijera. Con esos tres tipos de movimientos como base, el juego construye y encuentra su propia personalidad.

Hay golpes en función de la distancia con el rival. Se esquiva cambiando de posición y ángulo. Los combos se pueden extender, acortar y combinar. Cuenta con ataques especiales variados y representativos de los diferentes personajes. Hasta le pega su propia vuelta de tuerca a las barras de vida (haremos un fatality al vaciarlas que quita almas al enemigo y sólo ganaremos al reducir su contador de éstas a cero).
Que nadie espere tampoco un Soul Calibur. Sigue siendo un arena fighter y le faltan combos, transiciones y mecánicas como los inputs direccionales (para golpes altos y bajos). Como todos, acaba obligándonos a repetir una y otra vez los mismos movimientos, pero hace un mayor esfuerzo que sus contemporáneos y deja unos cimientos fabulosos sobre los que erigir futuras entregas.
Al ser un pecado implícito en el género, más que por eso, nuestras quejas vienen por lo roto de algunos ataques y lo desbalanceado de según qué personajes. Contra la CPU, no resulta complicado dar con las estrategias que te llevan de perfect en perfect sin importar la dificultad en la que juegues. Su platino, por ejemplo, es spamear y farmear. No hay más.

Aunque sortea el principal escollo del género, la jugabilidad, no se libra de tropezar con algunos otros. El más doloroso es el contenido. Apenas tres modos de juego: historia, sin conexión (entrenamiento, versus y misiones) y en línea, todos ellos con lagunas importantes. Sin ir más lejos, el primero se queda en la pelea con Aizen y nos deja con la miel en los labios, sin nada de Thousand-Year Blood War. Además, muchos de los personajes que aparecen no se pueden manejar y el elenco acaba reduciéndose a una treintena de luchadores. Pretenden ampliar vía DLC, pero queda lejos de lo visto en los Naruto y Dragon Ball de turno.
Por su parte, el modo sin conexión no son más que combates sin demasiados ajustes ni particularidades, y encima con los problemas antes citados (en cuanto pillas a ciertos personajes y spameas ciertos ataques, la consola no tiene respuesta). Mientras, el multijugador está un tanto desértico aún habiéndose lanzado hace nada y en gran medida se debe a la inexplicable ausencia de partidas clasificatorias y crossplay. Es decir que faltan contenidos y una pizca de inspiración y variedad en los que vienen. Nada que no hayamos visto en las primeras entregas de las diferentes sagas del género.

El aspecto negativo que quizás nos ha pillado con la guardia baja es el acabado visual. Su cel-shading está a años luz del desplegado por los juegos salidos de Konoha y Namek. Poca resolución, animaciones mejorables... Aunque el modo historia hace el esfuerzo de no poner imágenes estáticas y recrea los diferentes momentos con el motor gráfico de Rebirth of souls, no podemos quitarnos la incómoda sensación de tener que hacer la vista gorda para disfrutarlo. Arrastra problemas técnicos de hace un par de generaciones y queda lejos del espectacular resultado de otros títulos del género, ahí ahí con sus respectivos animes.
Es curioso porque con la música ocurre todo lo contrario. Aunque no hubiéramos hecho ascos a la del anime, la presente no se ha limitado a cumplir el cupo. Cada personaje tiene su propio tema, viene con tres openings de muchos nivel, cambia con las transformaciones... Acostumbrados a las covers sin licenciar de otros juegos, el resultado en Bleach: Rebirth of Souls ha paliado en cierta manera la falta de sus canciones más icónicas.

Conclusión
De un tiempo a esta parte, las adaptaciones de mangas y animes de éxito parecen condenadas a un mismo género, los arena fighters. Es por eso que la mayoría de ellas han desarrollado los mismos puntos positivos y las mismas carencias. Suelen ser juegos accesibles y un tanto simplones, pero preciosos de ver y a rebosar de contenidos fast food y fan service. Bleach: Rebirth of Souls es todo lo contrario. Se mantiene en la prisión de los arena fighters, pero mucho más próximo a los juegos de lucha tradicionales. Mucho más profundo y original que la mayoría de sus hermanos a nivel jugable, con tutoriales que hasta llegan a abrumar, también es mucho más pobre a nivel visual y de contenidos. Lo que nos da por lo que nos quita. En cualquier caso, sirve como una base estupenda a los mandos sobre la que levantar una saga o, al menos, una secuela que remoce lo gráfico y abarque Thousand-Year Blood War. Sea como sea, que nadie nos vuelva a dejar una década sin juegos de Bleach en consola. Por favor lo pedimos.
Lo mejor
- A nivel jugable es más original y profundo de lo habitual en el género.
- Volver a ver un juego de Bleach en consolas más de una década después.
Lo peor
- Algo justito a nivel gráfico.
- Se echan en falta más contenido.
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