Ni un COVID persistente ni un ciclo de 20 años pueden con Araceli Navarro: “Ojalá mi historia acabe con otros Juegos”

En 2008, Araceli Navarro se convirtió en la primera sablista española en competir en unos Juegos. Tenía 18 primaveras y su camino terminó de forma cruel, con una luxación en el hombro durante su debut. La madrileña, casi siempre entorpecida por problemas físicos, no se ha podido clasificar para ninguna de las siguientes ediciones: Río de Janeiro, Londres, Tokio y París. Con 35 años, quiere cerrar su ciclo olímpico particular, uno que comprende dos décadas. “La verdad es que son muchos años entre medias. Quizás es lo que me ha llevado a seguir persistiendo: no querer retirarme sin tener la oportunidad de terminar lo que aquel día empecé. Ojalá mi historia acabe en otros Juegos y viendo hasta dónde soy capaz de llegar", desea en conversación con AS.

Tiene motivos para creer en ello. En la Copa del Mundo de Lima (Perú), celebrada a finales de mayo, Navarro se colgó la medalla de plata, su segundo podio en el circuito y el enésimo éxito en un palmarés brillante, con el bronce en los Mundiales de 2022 en lo más alto. “La verdad es que esta medalla me da mucho respiro. Este año, ya llevaba varias competiciones entre las ocho mejores, rozando las medallas en dos. Por fin llegó. Además, veníamos de Seúl (Corea del Sud), donde defendía el oro (Grand Prix de 2024) y no pude alcanzar el podio. Había perdido muchos puntos en el ranking y esto me posibilita volver a subir de cara a lo que ahora tenemos por delante", celebra la sablista española, que es 12ª del mundo y ya piensa en los próximos objetivos: los Europeos de Génova (Italia), del 14 al 19 de junio, y los Mundiales de Tiflis (Georgia), del 20 al 30 de julio.

Habrá mucho en juego en ambas citas. El año pasado, Araceli saldó los Europeos con dos bronces, uno individual y otro por equipos. “Tenemos un buen trabajo que hacer para mejorar lo del año pasado y estamos dispuestas a ello”, avanza con energía. “Los Mundiales, realmente, es lo que más nos cuenta a nosotras, porque es la competición en la que conseguimos las becas para poder seguir el año siguiente. Ese es nuestro gran objetivo del año”, añade a pocas semanas de días “muy intensos”. En el plano individual, llegará tras “arreglas cosillas tanto dentro como fuera de la esgrima”. “Poco a poco, han ido llegando resultados y esta plata final me da la satisfacción de que voy por el buen camino”, sentencia con positividad.

Con José Luis Álvarez, todo es posible

En la mochila de Araceli Navarro, hay piedras que pesan mucho. En los últimos años, una especialmente. Durante el ciclo olímpico de París, la sablista tuvo que lidiar con COVID persistente. La enfermedad, que le producía “un cansancio extremo”, apareció antes de ganar ese bronce mundial en 2022 y, de forma puntual, aún le acompaña. “Cada vez me voy sintiendo mejor y voy teniendo menos recaídas. Estoy muy contenta de lo bien que me he conseguido mejorar y recuperar en ese sentido”, celebra tras “muchos médicos” y “muchas soluciones”. “Cuidar los descansos, la alimentación y, sobre todo, lo emocional” han sido las claves dentro de un proceso largo y complejo, pero que no le ha hecho dudar. “Me queda mucha cuerda. Siempre puede aparecer una lesión fuerte o que por las ayudas y la economía no podamos continuar, pero, si es por mí, por nosotras, estamos preparadas para poder seguir dando más de lo que estamos dando”, asegura con fuerza.

Tras ese “nosotras”, omnipresente a lo largo de toda la conversación, están ‘Las chicas del sable’, el equipo conformado por la propia Navarro, Lucía Martín-Portugués, Celia Pérez y Elena Hernández. Un grupo que, en los últimos años, ha elevado la esgrima española hasta cotas impensables. “Llevamos muchos años juntas. Con una mirada o con algo que dice alguna, ya sabemos cómo se ha levantado ese día y cómo nos tenemos que tratar. A la vez, somos muy competitivas. Nos gusta ganar, pelear y nunca nos damos por vencidas”, explica para definir el equipo, comandado por José Luis Álvarez. “Tenemos la suerte de contar con uno de los mejores entrenadores del mundo. Con él, sabemos que no solamente podemos llegar a unos Juegos, sino que podemos conseguir una medalla”, asegura. Sería el cierre soñado, y merecido, para un ciclo olímpico de 20 años.

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