Deportistas ‘prime time’: “Un programa como Supervivientes les cambia la vida”

En los últimos meses, la vida de Damián Quintero ha cambiado de arriba a abajo. En noviembre, el karateca, con más de 130 medallas a lo largo de su carrera, compitió por última vez en España. En febrero, nació su primera hija, Catalina. En marzo, se tiró de un helicóptero para caer en la playa de Honduras, donde ya lleva casi un mes pasando hambre, imponiéndose en numerosas pruebas (es lo que tiene el gen competitivo) y superando nominaciones. Aún no ha dicho su última palabra en el deporte (los World Games, en agosto, son una de sus opciones para retirarse), pero, actualmente, es uno de los participantes de Supervivientes, uno de los reality shows con mayor audiencia en la parrilla televisiva nacional. Un caso llamativo, pero cada vez más frecuente. Sobre todo, en aquellos deportistas que, normalmente, pisan poco el prime time gracias a sus medallas.

“Damián es una persona que siempre ha tenido muchas inquietudes más allá del mundo del deporte. Busca comunicar más allá de las competiciones o de su dinámica estrictamente deportiva, en espacios en los que pueda mostrar su perfil de manera diferente. Es consciente de que su deporte no es como el fútbol o el baloncesto y de que, además, dejó de ser olímpico (sólo lo fue en los Juegos de Tokio), lo que supone un hándicap. Lo que para mucha gente supuso un problema, Damián lo interpretó como una oportunidad para buscar nuevas vías para poder trasladarle a la gente quién es él”, explica el jefe de comunicación del karateca, Ignacio Paramio, que lleva años trabajando en su marca personal. Entienden el “negocio” de la misma forma. “Se puede vivir del kárate, pero no se puede vivir del kárate si sólo compites. Tuvimos la época olímpica y ahora hay que ir más allá. Es importante tener un profesional de la comunicación, encontrar patrocinadores, moverte en redes... Nosotros también somos creadores de contenido, pero de uno muy específico, el deporte”, explicaba el propio Quintero en este periódico a finales del año pasado.

Supervivientes es una vía más dentro de esa estrategia comunicativa. Una que, antes que Damián, ya exploraron otros deportistas, ya sea en activo o retirados. La anterior edición del reality, sin ir más lejos, tuvo como ganador a Pedro García Aguado, oro olímpico de waterpolo en Atlanta 1992 y también conocido por su papel protagonista en el programa Hermano Mayor. Entre sus rivales, además, tuvo a Blanca Manchón, doble campeona del mundo de vela. Como ellos, también sufrieron en la isla la atleta Maite Zúñiga, que triunfó en 2009 después de una carrera deportiva de la que aún queda el récord de España de los 800 metros, o el boxeador Javier Castillejo, campeón del mundo del peso superwelter que pasó por el programa cuando se llamaba Aventura en África y se grababa en Kenia, en 2005.

El paradigma Craviotto

La relación entre los deportistas y la televisión viene de lejos. Y no se limita a la supervivencia. En la pequeña pantalla, se ha visto a Ana Peleteiro disparando flechas (El Desafío), a Fernando Romay moviendo sus dos metros al ritmo de la música (¡Mira quién baila!), a Jose Manuel Calderón cantando bajo un disfraz de perro (Mask Singer) o a Saúl Craviotto cocinando. El piragüista, que ganó MasterChef Celebrity en 2017, define su paso por el programa como “un trampolín mediático innegable”. “Nadie tiene piraguas en casa, pero todo el mundo come y cena todos los días. Gracias a ello, he accedido a las casas y les he podido acercar mi deporte. Para unos soy el Craviotto cocinero y para otros, el deportista”, explica el español con más medallas olímpicas de la historia (seis), que dio su gran salto mediático entre los fogones. “Entré con 30.000 seguidores y cuatro medallas olímpicas y salí de allí con 160.000. Una animalada. En cierto modo, también es triste, pero es así”, desgrana.

Según Paramio, Craviotto y Ona Carbonell (se llevó el MasterChef Celebrity del año siguiente) son el ejemplo paradigmático del potencial que tiene la unión entre deportistas y televisión. “Los dos ganaron mientras seguían siendo referentes en sus deportes. Eso te posiciona mucho porque eres noticia por dos vías. Aparecer en un programa le cambia la vida a muchos deportistas. Si tú buscas, por ejemplo, los contenidos de Saúl en redes, te vas a fijar que funcionan mejor los que tienen relación con la cocina que los que tienen relación con su deporte. Eso te pone en una situación muy peculiar a la hora de analizar su figura. Ni siquiera digo que eso esté bien o que esté mal. Simplemente, digo que eso es lo que le caracteriza”, analiza el jefe de comunicación de Quintero, que imagina un posible futuro similar para el karateca. “Si aguanta dos meses y medio en el programa y, luego, se diese que llega a los Mundiales y consigue otra medalla, el nivel de exposición sería muy grande”, proyecta, con una forma de operar que huye del “paternalismo”.

Además de trabajar con Quintero, Paramio lleva la comunicación de varias figuras del olimpismo español. Entre ellas, la de una Carolina Marín que cada vez tiene más presencia en espacios televisivos. Recientemente, de hecho, la onubense, que el año pasado presentó el documental La lucha infinita, participó en José Mota No News e Ilustres Ignorantes. A la hora de gestionar este tipo de apariciones, Ignacio es partidario de que “siempre es mejor trasladar quién eres que quedarte escondido”, pero “involucra” a los deportistas para que sean ellos mismos los que “decidan el camino a seguir”. Si deciden emprender la aventura, les orienta. “Muchos deportistas han intentado llegar a según qué programas para intentar conseguir lo que consiguió Saúl. Y eso son muchos ingredientes que se dan y que confluyen a la vez para que todo salga de esa determinada manera”, advierte. “Damián tenía muy claro que iba con el perfil de deportista y de padre, de una persona con una imagen muy cuidada”, explica sobre el caso actual.

Una carretera de dos sentidos

Antes de que Damián Quintero partiera hacia Honduras, cenó con Yulen Pereira, esgrimista con varias medallas internacionales y uno de los participantes de mayor impacto en Supervivientes 2022. “Le di un montón de consejos. Le dije que disfrutara y que aprovechara la experiencia al máximo, porque es una gran oportunidad para deportistas como nosotros”, revela sobre el encuentro, en el que le trasladó al karateca cómo había cambiado su vida. “El antes y el después no tienen nada que ver. Un programa así te pone en el foco, para bien y para mal. Al final, es un arma de doble filo y tienes que saber muy bien cómo gestionarlo. A mí sí que me consiguió abrir muchas puertas”, resume el exconcursante, cuyo ritmo de vida agotaría a cualquiera. Entrena, compite, sigue apareciendo esporádicamente en televisión, recibe invitaciones para multitud de eventos, es socio del restaurante Busango, desfila en pasarelas de moda...

Su día a día va mucho más allá del deporte, pero la esgrima sigue muy presente. Sigue en la élite y, tras quedarse a las puertas de los Juegos de París, quiere llegar a Los Ángeles 2028. Después de su paso por Supervivientes, notó un crecimiento del interés por su disciplina, con muy poca exposición en España. “Al final, es que somos un producto, y el producto tiene que llegar a las casas y a la gente. Si nosotros no llegamos a las casas ni a la gente, no existimos. Nuestra esgrima, nuestro karate, lo que sea. Cuando salí del programa, muchísima gente me preguntaba dónde podía iniciarse. La esgrima no se ve en la televisión diariamente. Bueno, ni diariamente, ni semanalmente, ni mensualmente. En este tipo de deportes, tenemos que sumar desde los programas, las redes sociales, la moda, la música... hay que moverse”, expone, ensalzando el modelo y la mentalidad del deporte estadounidense en este sentido.

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¿Y cómo se mueve un deportista para aparecer en Supervivientes? No hay una única fórmula. “Tú planteas los perfiles a las productoras y, al mismo tiempo, las productoras van buscando perfiles. Te contactan y tú contactas. Los deportistas, en concreto, son interesantes por un vínculo emocional con los espectadores que no puede existir con otros perfiles. Les conocen porque les han emocionado antes”, explica el jefe de comunicación de Quintero, cuya aventura esconde otro reto en el ámbito deportivo. En la isla, Pereira perdió unos 20 kilos. “Igual que se pierden, se ganan muy rápido. Al final, el cuerpo tiene memoria. En un mes o dos, ya has ganado los kilos que tenías y, en tres o cuatro, estás entrenando con total normalidad”, asegura el esgrimista, que confía plenamente en su colega karateca. “Creo que puede hacer un gran concurso”, apuesta. De momento, cerca de un millón y medio de espectadores por noche siguen las aventuras de Damián en la isla. La gran mayoría de sus 130 medallas, sin embargo, ni aparecieron en la parrilla.

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