Christantus Uche, el termómetro del Getafe
El conjunto azulón no ha puntuado nunca en los partidos donde el nigeriano no ha podido jugar.


En una temporada marcada por la irregularidad, el Getafe ha encontrado en Christantus Uche no solo a un mediocentro de garantías, sino al auténtico termómetro del equipo. Cuando el joven nigeriano pisa el césped, el conjunto azulón se transforma: compite, gana y suma. Cuando falta, el equipo se diluye.
Los números hablan por sí solos. Con Uche sobre el terreno de juego, el Getafe ha disputado 30 partidos esta temporada en LaLiga, sumando 39 puntos. Es decir, una media de 1,3 puntos por encuentro. En cambio, en los 4 partidos en los que no ha estado presente —ya sea por sanción, lesión o decisión técnica— el equipo ha cosechado 0 puntos de 12 posibles, lo que representa una paupérrima media y una sensación de naufragio total.
La diferencia es abismal: con Uche, el equipo obtiene muchos más puntos. Y si nos ceñimos a lo cualitativo, el salto también se nota. Con el nigeriano en el mediocampo, el Getafe muestra más equilibrio, contención y fluidez en la salida de balón. Su presencia permite al resto de piezas funcionar. Su ausencia, en cambio, deja un hueco que nadie ha sabido llenar.
El motor silencioso
Uche ha sido titular en 27 de los 30 partidos en los que ha participado. Ha disputado 2.243 minutos, anotando 3 goles y repartiendo 5 asistencias. Pero más allá de las cifras, su impacto está en la manera en que estructura al equipo. Recupera, organiza, pausa o acelera según el ritmo del partido.
Uno de los partidos más representativos de su influencia fue la victoria por 3-0 ante la Real Sociedad, en la que Uche firmó un gol, una asistencia y un recital en la medular.
¿Dependencia o realidad?
Bordalás lo sabe, los compañeros lo reconocen y la afición lo quiere: Uche se ha convertido en un pilar fundamental del equipo y en Getafe suena la “Uche-dependencia”, aunque en realidad lo que reflejan los datos es una verdad más simple y rotunda: cuando Uche juega, el Getafe compite mejor; cuando no, sufre más.
En un club que históricamente ha vivido del esfuerzo colectivo y del orden táctico, encontrar un jugador capaz de cambiar el ritmo de una temporada es un lujo. Y ese lujo, en el sur de Madrid, tiene nombre y apellido: Christantus Uche.
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