La sorpresa es Camavinga
El francés se rompió el tendón del aductor izquierdo el 23 de abril, pero su participación durante el Mundial, que parecía imposible, no se descarta.

Parecía utópico, pero no lo es. El 23 de abril, Camavinga decía adiós al Mundial de Clubes. O eso parecía. En el tramo final del duelo ante el Getafe, un mal gesto y crac. Y no un crac cualquiera. El tendón del aductor izquierdo, completamente roto. Un percance mayúsculo, como el tiempo de baja estimado. Entre tres y cuatro meses. A priori. Porque a posteriori, Cama trabaja para el milagro. Que participe en el torneo planetario no es imposible. Y eso es mucho. Cuando las peores previsiones hablaban de 120 días de baja, a los 50 empezó a tocar balón. La sorpresa de Estados Unidos es Camavinga. O, al menos, puede serlo.
No hay una decisión en firme. Todo dependerá de su evolución. De la comodidad en los golpeos y de la seguridad que sienta muscularmente. Y siempre mirando a la fase final y en contextos favorables. Sin tomar riesgo alguno. Piano, piano. Solo volverá si no hay peligro. Lo tiene claro el de Cabinda y lo tiene claro el Madrid. “Está mejorando rápido, pero necesita tiempo”, reconoció Xabi. Y lo tendrá. Pero el mero hecho de haber haber avivado la posibilidad ya impresiona.
Capital
Para Xabi será, cuando vuelva, una figura capital. Por su fútbol, vigoroso en la presión y con gran capacidad para romper líneas. Pero también por el contexto. Porque una vez clausure el Mundial, Modric colgará sus botas blancas y dejará el club. Y aunque al tolosarra le encantaría contar con otro ‘cerebro’, el club no ha encontrado al idóneo. Camavinga no es ese perfil, pero internamente entienden que ese tridente que forma con Tchouameni y Valverde puede dar mucho más en lo organizativo. Una especie de es lo que hay. Y lo que hay es mucho.
Revancha personal
También será, en este caso para el jugador, un reto personal. Después de una temporada donde las lesiones han sido más pajar que aguja. La rotura contra el Getafe fue la cuarta de la temporada. Un curso aciago en lo físico, que le arrastró, irremediablemente, en lo deportivo. Primero, en la víspera de la Supercopa de Europa (esguince del ligamento colateral interno en la rodilla izquierda). Después, rotura en el bíceps femoral de la pierna izquierda en Anfield. La tercera, de nuevo el bíceps femoral, contra el Celta. Y la última, en el Coliseum. En total, 29 partidos de baja.
29 y el 44%
El año I sin Kroos fue él el señalado para ocupar su lugar en el once. Y la oportunidad se convirtió en pesadilla. Apenas 2.082 minutos y 35 partidos, de 62 posibles. Solo ha disputado un 56% de los encuentros. O lo que es lo mismo, se ha perdido el 44%. Una rémora que no le ha permitido encontrar el ritmo competitivo, más allá de oasis puntuales. A sus 22 años está ante un curso fundamental. Ante una revancha para convertir en anécdota la 2024-25. Pero busca el milagro para cerrar su ‘annus horribilis’ con una alegría. Y no es imposible.
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