Golpe letal de Al Khelaïfi
El Emirato y Al Khelaïfi cumplen su sueño de elevar al PSG al olimpo del fútbol europeo. Luis Enrique fue la mejor decisión que tomaron en sus 15 años de mandato.


En el césped del Allianz Arena, en medio de una algarabía provocada por la primera Champions League del PSG, un eufórico Nasser Al Khelaïfi, visiblemente emocionado, festejó con los aficionados parisinos la primera Orejona de la historia del club. Tras 15 años de desdichas europeas, de múltiples desilusiones, de incluso escándalos provocados por cuestiones extradeportivas, el qatarí no pudo ocultar su felicidad y celebró un trofeo por el que ha hecho lo imposible para tocarlo.
Porque, Al Khelaïfi es otro de los grandes protagonistas del PSG. Completo desconocido para el mundo del fútbol, extenista profesional, el presidente de la entidad parisina hizo su primera aparición hace 15 años, cuando Qatar formalizó la adquisición del club de la capital francesa. Durante 15 temporadas, el actual campeón de la Champions ha multiplicado por 100 su valor, se ha consagrado como el equipo más laureado del fútbol francés y, además, ya tiene la ansiada Copa de Europa, la que llegó a odiar por los múltiples fracasos y la que han terminado saboreando tras una final espectacular en la que borraron del mapa al Inter, endosándole un 5-0 inédito en las finales de la máxima competición europea.
No ha sido un camino de rosas para Al Khelaïfi y para Qatar. Necesitó más de 2.000 millones de euros para convertirse en el mejor equipo de Europa, una anomalía, el epítome del fútbol moderno a través de los petrodólares. Hasta 2023, año en el que fichó a Luis Enrique, el proyecto se centró en reunir a los mejores jugadores del mundo, a estrellas mundiales, a futbolistas que fueron determinantes en el crecimiento de la marca del PSG y en su aumento de valor, pero que en Europa no conseguían, principalmente por la lucha de egos, acercarse al trono europeo.

En esas 15 temporadas, el PSG tiranizó la liga francesa de tal forma que incluso los aficionados banalizaron la consecución de títulos nacionales al no lograr la Champions, la palabra que separaba el éxito del fracaso. Y, en medio de esa ingente inversión, sin parangón en Francia, Qatar y Al Khelaïfi fueron objeto de críticas incesantes, como en 2022, tras perder en el Bernabéu, que generó una cólera iracunda que llegó a poner en tela de juicio el proyecto galáctico justo antes del Mundial de Qatar. O, como por ejemplo, los altercados enfrente de la casa de Neymar con los ultras en 2023, o los señalamientos a Messi y Verratti como responsables de los descalabros en Europa.
Fueron muchos los que barruntaron que el Emirato se marcharía del PSG una vez concluyera la Copa del Mundo de 2022. Lo que sí que cambió fue la estrategia de la plana mayor qatarí, que se dio cuenta, quizá tarde, o a tiempo, de que para ganar la Champions se necesitaba un equipo con mayúsculas y no un compendio de grandes individualidades que no trabajaban más que para engrosar sus estadísticas.
Al Khelaïfi, que había hecho lo imposible para renovar a Mbappé, que metió a dos estados, Francia y Qatar, a presionarle en 2022, para mostrar su poder, que se convirtió en el presidente de la ECA en 2021 después de que saliera a la luz el proyecto de la Superliga, que fue imputado por distintos delitos, que fichó a Neymar en 2017, reventando el mercado, como represalia por el intento fallido del Barcelona de incorporar a Verratti, decidió fichar a Luis Enrique para que abanderara una revolución y otorgarle plenos poderes para que cincelara el nuevo Paris Saint-Germain.

Dos años ha necesitado el técnico asturiano para entrar en la historia del PSG. Dos años en los que Al Khelaïfi y Qatar, a diferencia de otros años, cuando llegaron a tener influencia en las decisiones de los entrenadores, no se inmiscuyeron en ningún momento en su gobierno de la plantilla. En dos años, el conjunto parisino, flamante campeón de Europa, ha ganado siete de los ocho títulos que ha disputado con Lucho en el banquillo, números que, por fin, arrojan una solidez inusitada, inédita, en el periplo de Qatar en París.
El PSG cuenta con la plantilla más joven de la Champions League y ha sido una apisonadora incontestable desde que comenzó el año. Al Khelaïfi nunca tuvo dudas con Luis Enrique. Le ratificó en el cargo incluso cuando estaba contra las cuerdas en noviembre, tras una derrota 1-0 en Múnich, en la que estaba contra las cuerdas en la liguilla de la máxima competición europea. “Es el mejor entrenador del mundo”, reiteró. Un camino hacia la gloria, tras muchos años de decepciones, después de una inversión desorbitada, que podría ponerle el broche final en el próximo Mundial de Clubes.
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