Sociedad

Una mujer se muda a Estados Unidos y señala lo que más echa de menos del trabajo en España: “Varían en todo el mundo pero...”

Una profesional que ha trabajado en entornos corporativos tanto en España como en Estados Unidos comparte las diferencias más notables que ha experimentado entre ambos países.

Trabajo en oficina
María Dávila
Actualizado a

Cambiar de país implica adaptarse a nuevas costumbres, horarios, normas, y también a nuevas culturas laborales. Así lo ha vivido una mujer española que, tras mudarse a Estados Unidos, ha experimentado de primera mano cómo se vive el trabajo a ambos lados del Atlántico. La diferencia no está solo en los procesos o en los títulos profesionales, sino también en la forma de relacionarse con los compañeros y entender el equilibrio entre vida personal y laboral.

Uno de los contrastes más evidentes para esta profesional radica en la jerarquía. En España, asegura, las estructuras empresariales suelen ser más horizontales. No hay tantos rangos intermedios, y el trato con superiores tiende a ser más directo y relajado. En Estados Unidos, en cambio, los organigramas son más extensos y complejos, con una gran variedad de títulos que reflejan la cultura del ascenso rápido y la especialización.

Sin embargo, no es la jerarquía lo que más ha llamado su atención, sino el tipo de relaciones humanas en el entorno laboral.

Compañeros vs. contactos

En España, los compañeros de oficina no solo trabajan juntos, también comparten almuerzos, cafés, sobremesas y muchas veces hasta fines de semana. El trabajo se convierte en un espacio de conexión personal. En Estados Unidos, en cambio, la profesional señala que las relaciones tienden a ser más distantes. “Aquí los vínculos están mucho más orientados al networking profesional que a la amistad”.

Esa calidez social es, según reconoce, lo que más echa de menos. “Varían en todo el mundo pero la manera de relacionarnos en el trabajo en España es algo que realmente valoro”.

La pausa para comer y vacaciones

Otra de las diferencias más notorias tiene que ver con los tiempos de descanso. Mientras que en España la pausa para comer es respetada y, generalmente, de una hora, en Estados Unidos es habitual comer en el escritorio en menos de 30 minutos. Este hábito refleja no solo una mayor presión laboral, sino también una menor importancia del descanso como parte del bienestar profesional.

Las condiciones de descanso no se limitan a la hora del almuerzo. El número de días libres también marca una clara distancia. España garantiza al menos 30 días de vacaciones pagadas al año. En Estados Unidos, las vacaciones suelen depender del empleador, y no todos los trabajadores llegan siquiera a disfrutar de dos semanas consecutivas al año.

La expatriada reconoce que en Estados Unidos ha encontrado eficiencia, profesionalismo y muchas oportunidades. Pero también siente que el trabajo lo invade todo. “En España se valora mucho el tiempo fuera del trabajo. Aquí, es más fácil sentirse culpable por desconectar”, explica.

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Y aunque reconoce que entiende las diferencias entre las culturas, insiste en que hay algo irremplazable en la forma española de vivir el día a día laboral: la cercanía, el disfrute de los pequeños momentos, y el saber que el trabajo, por importante que sea, no lo es todo.

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