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Ni Estados Unidos ni China: el país que era más pobre que Venezuela y se ha convertido en el que más crece en el mundo por una razón

Gracias a su reciente auge petrolero y una política económica disciplinada, Guyana ha superado incluso a potencias globales en indicadores clave.

Ni Estados Unidos ni China: el país que era más pobre que Venezuela y se ha convertido en el que más crece en el mundo por una razón
María Dávila
Actualizado a

Una nación discretamente ubicada entre Brasil, Venezuela y Surinam está protagonizando una transformación que sorprende incluso a los más escépticos. Guyana, con poco más de 800.000 habitantes, ha pasado de ser una de las economías más rezagadas del continente a encabezar los rankings de crecimiento global.

Hace apenas una década, Guyana era un país que expulsaba a su población, y miles de ciudadanos buscaban mejores oportunidades en países vecinos. Hoy, la tendencia comienza a invertirse. Ingenieros, técnicos y jóvenes capacitados están regresando ante el auge de la industria petrolera.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), Guyana ha logrado crecer a un ritmo medio del 47% anual desde 2022. Solo en 2024, su economía aumentó un 58% impulsada principalmente por su creciente producción petrolera, que ya alcanza los 650.000 barriles diarios, partiendo desde cero en 2019.

Un PIB que rompe récords

Los titulares pueden ser engañosos si no se contextualizan. Guyana está a punto de superar a Estados Unidos en PIB per cápita ajustado por paridad de poder adquisitivo (PPA), un indicador que refleja el valor de bienes y servicios en términos comparables. La cifra puede rondar este año los 90.000 dólares por persona. No obstante, este dato no implica que los guyaneses vivan como los estadounidenses.

Gran parte de esos ingresos no se quedan en el país, sino que se reparten entre accionistas de multinacionales o se reinvierten en el propio sector. Aun así, el Gobierno ha creado un fondo soberano que ya supera el 12,5% del PIB nacional. Para tener una idea del volumen, si España hiciera lo mismo, tendría unos 200.000 millones de euros ahorrados.

Guyana ha entendido que el petróleo puede ser una palanca, pero no una garantía. Por eso ha apostado por mejorar sectores como salud, educación e infraestructuras, usando los ingresos del crudo para inversiones a largo plazo. El FMI ha felicitado expresamente al Gobierno por aplicar políticas fiscales responsables y evitar el sobreendeudamiento, algo poco común en países que experimentan bonanzas súbitas.

Gestión eficaz y reformas bien diseñadas

El crecimiento no se limita al petróleo. La economía no petrolera creció un 13% solo en 2024, y se espera que lo siga haciendo a un ritmo del 6,75% anual hasta 2030.

En un continente donde la riqueza natural no siempre ha significado bienestar para la población, Guyana está apostando por la transparencia, la diversificación y la inversión prudente. El FMI destaca avances en gobernanza, lucha contra la corrupción y una estrategia económica que combina estabilidad con ambición.

“Guyana está en condiciones de cosechar los frutos de su riqueza petrolera gracias a una gestión eficaz y reformas estructurales bien diseñadas”, afirma Kenji Okamura, subdirector gerente del FMI.

La otra cara: retos sociales y laborales

Aunque las cifras macroeconómicas son impresionantes, el país no está exento de desafíos. El rápido crecimiento ha generado una escasez de trabajadores cualificados, obligando a las empresas a buscar talento en el extranjero.

“Hay mucha demanda de mano de obra, pero aún falta formación local. Las empresas quieren contratar guyaneses, pero no siempre encuentran los perfiles adecuados”, comenta Tiffany Balgobin, instructora de buceo en Georgetown.

Además, aunque la inflación sigue controlada (2,9%), existe el riesgo de que una economía tan centrada en un recurso como el petróleo sufra en caso de caídas de precio o problemas geopolíticos.

Lo que ocurre en Guyana está captando la atención internacional. Desde el FMI hasta firmas consultoras y universidades estudian su caso como posible modelo de cómo transformar recursos naturales en desarrollo sostenible. Su camino recuerda, en parte, al de Noruega, otro país que utilizó su petróleo para financiar bienestar y ahorro intergeneracional.

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La gran incógnita es si Guyana podrá mantener este equilibrio entre crecimiento acelerado y estabilidad. Si lo consigue, se convertirá no solo en el país que más crece del mundo, sino también en uno de los que mejor ha sabido aprovechar su oportunidad histórica.

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