El país que cambió todos sus hábitos alimentarios a base de un solo producto: “Había evidencias”
Dinamarca innova en la industria alimentaria y toma el control de su salud revolucionando el grano integral.

En un escenario mundial en el que los problemas de salud relacionados con a dieta son cada vez mas alarmantes, Dinamarca ha demostrado que un cambio de hábitos puede lograrse a gran escala con un solo ingrediente: los cereales integrales. Desde el 2008, el país ha llevado a cabo un ambicioso proyecto de salud pública que ha transformado los hábitos alimentarios de su población mejorando su salud general y alcanzando cifras que ponen a Dinamarca en la vanguardia de Europa en cuanto a consumo de granos integrales.
La Asociación Danesa de Granos Integrales ha sido el motor de este cambio, comenzando con un esfuerzo conjunto entre el gobierno, ONGs y la industria alimentaria para promover el consumo de cereales integrales.
En 2008, el danés promedio consumía solo 36 gramos de estos granos al día, una cifra bastante baja en comparación con las recomendaciones de los expertos en salud. Para 2019, ese número había aumentado a 82 gramos, posicionando a Dinamarca como el líder europeo en el consumo de cereales integrales. Esto contrasta de manera significativa con países como el Reino Unido, donde el promedio es de solo 20 gramos, o Estados Unidos, donde solo el 15% de los cereales consumidos son integrales.
Este cambio de hábitos tiene un impacto directo en la salud. Los expertos apuntan que el consumo regular de cereales integrales puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer, diabetes tipo 2 y obesidad, problemas que afectan a gran parte de las poblaciones occidentales. La Asociación Danesa del Corazón y otras instituciones de estos alimentos, destacando su capacidad para reducir el colesterol y estabilizar los niveles de glucosa en sangre.
“El proyecto comenzó gracias a la dieta Atkins (una dieta baja en carbohidratos), muy popular en Dinamarca. Las ventas de pan estaban disminuyendo y, al mismo tiempo, había cada vez más evidencia de que los cereales integrales reducían el riesgo de cáncer”, afirmó Rikke Ness, líder de la campaña de cereales integrales.
El apoyo gubernamental ha sido clave en el éxito del programa. Las directrices dietéticas oficiales de Dinamarca han sido actualizadas en varias ocasiones para incluir recomendaciones sobre el consumo de cereales integrales, con el objetivo de lograr un consumos mínimo de 90 gramos al día.
Además, las políticas públicas han permitido que la industria alimentaria se adapte a las nuevas demandas del mercado. Los productores de pan han empezado a ofrecer pan de centeno en nuevas formas y tamaños para atraer a los más jóvenes, que tradicionalmente prefieren otro tipos de pan, como bagels o wraps.
Innovación en la industria alimentaria
El impacto de esta revolución de los cereales integrales se extiende más allá del pan y los cereales tradicionales. Panaderías como Valsemøllen han comenzado a experimentar con nuevas proporciones de harina integral en productos horneados, como el pan de masa madre y los bollos de canela. En muchos casos, los consumidores ni siquiera notan la diferencia en sabor o textura, lo que ha permitido que los alimentos ultraprocesados como galletas y pasteles también incluyan más cereales integrales sin alterar significativamente la experiencia del consumidor.
El éxito de Dinamarca en la promoción de los cereales integrales ha tenido repercusiones fuera de sus fronteras. La alianza danesa ha comenzado a extender su influencia a otros países, como Alemania, Japón, y Suecia, con el objetivo de aumentar el consumo de cereales integrales en todo el mundo. Además el país ha tomado la iniciativa de incluir los cereales integrales en su plan de acción global para la reducción del consumo de carne y el fomento de dietas más sostenibles.
En los próximos años, la estrategia danesa se centrará en hacer más accesibles los productos integrales y aumentar la concienciación global sobre sus beneficios. “Pequeños pasos, como aumentar el porcentaje de harina integral en los productos de consumo diario, pueden marcar una gran diferencia”, afirma Ness.
Dinamarca ha demostrado que, con el enfoque correcto, es posible cambiar los hábitos alimentarios de un país entero, simplemente introduciendo más cereales integrales en la dieta diaria.
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